Patatas rellenas en abanico (Hasselback)
Patatas rellenas en abanico o patatas "Hasselback". La humilde patata, tan versátil en nuestras cocinas, se viste de gala en esta receta llenándose de sabor gracias a ingredientes tan básicos como la panceta y el queso. En este caso unas hermosas patatas nuevas del municipio segoviano de Escalona del Prado.
Hasselbacken es el nombre de un hotel y restaurante situado en la isla de Djurgården, próxima a Estocolmo. A mediados de la década de 1700, una taberna llamada Dunderhyttan ocupaba el lugar. Hacia 1760 adoptó el nombre actual y, tras una profunda remodelación, el cocinero Jacob Wilhelm Davidson reabrió sus puertas como "restaurante Hasselbacken", que se podría traducir como "de los avellanos" o "de la avellaneda" por la cantidad de estos árboles presentes en la zona.
Un incendio devastador arrasó el edificio en 1872, resurgiendo de las cenizas completamente y renovándose en 1874. Entre 1947 y 1969 albergó una escuela de hostelería en la que, según cuentan, nacieron las patatas "Hasselback". No me importaría acercarme a Suecia a probar estas patatas que aún hoy es posible encontrar en la carta del “HASSELBACKEN RESTAURANG HOTELL BAR”.
Pero ahora nos volvemos a nuestra tierra y rellenamos las patatas, no con una salsa de ajo como parece que era la receta original, sino con unas tiras de panceta (o bacon) envueltas en queso. Se pueden rellenar de lo que se quiera o se tenga a mano: jamón serrano, cecina o incluso salmón son otras ideas de relleno.
Me encanta la forma en abanico que se consigue haciendo unos cortes que se abren con el calor del horno y por los que cae derretido el queso y la grasita de la panceta; con ello se consigue que la patata adquiera un sabor y un aroma que sin abrir sería difícil de conseguir y si se asan bien, el interior queda blandito y el exterior crujiente y dorado. Aunque parece fácil, y la elaboración lo es, hay que tener en cuenta algunos detalles, que yo misma he experimentado varias veces hasta que he conseguido coger el punto al horno y a la cantidad de relleno.
Me explico:
- El horno debe estar precalentado a 200º, Pasados diez minutos calor arriba y abajo a 180º y la última media hora 180º calor abajo nada más.
- Decidí tapar la parte de arriba con un papel de aluminio porque si lo dejaba sin él, se me quedaban demasiado asados el bacon y el queso y aparecían trocitos un poco duros. Hay gente que las hornea todo el tiempo a 200º: a mi así se me quemaron más de la cuenta.
- ¿El relleno? conviene ser generosos ya que el queso se funde y la grasa del bacon se desintegra y es mejor que a la hora de comerlas podamos coger con el tenedor la porción de patata con ambos ingredientes sin que se nos quede “viuda”. Yo cojo dos porciones, las empujo hasta abajo y procuro poner otras dos, dentro de la misma ranura.
- Cuando quedan solo 5 minutos para terminar abro la puerta de horno y echo queso rallado que se funda bien.
Son pequeños detalles que mejoran el resultado final.
No vamos a comer todos los días estas patatas con este relleno pero de vez en cuando hay que darse un capricho gastronómico.
Ahí va la receta:
INGREDIENTES
Para 2 personas.
- 4 patatas medianas
- 4-6 tiras de panceta o bacon
- 4 lonchas o trozos de queso (en esta receta queso tierno de cabra y provolone)
- Queso rallado para fundir
- Orégano
- Aceite de oliva
PREPARACIÓN
Precalentar el horno a 200º.
Elegir patatas que sean más o menos del mismo tamaño -mediano- para que el tiempo de cocción en el horno pueda ser el mismo.
Lavar bien las patatas, quitando la tierra que puedan tener con un cepillo si fuera necesario. Secarlas con un paño.
Pinchar una brocheta en la base de la patata, clavándola de extremo a extremo para que al realizar el corte el filo del cuchillo no llegue hasta el final.
Ir cortando trozos de panceta y de queso e introducirlos en cada ranura; a veces parece que se va a romper sobre todo si se empuja bien hacia el fondo pero es la manera de que el relleno no quede escaso. Se puede poner queso en unas, bacon en otras o ambas cosas en todas las ranuras.
Un vez que todas las patatas están rellenas se espolvorean generosamente con orégano (u otra hierba aromática) y se colocan sobre una fuente pincelada con un poco de aceite de oliva. Se meten al horno precalentado y pasados unos diez minutos se baja la temperatura a 180º colocando una lámina de papel de aluminio sobre ellas. A partir de aquí se harán en aproximadamente 40 minutos; por último, y cuando queden 5 minutos para terminar, echar sobre las patatas un queso especial para fundir y más orégano si se desea.
Servir cuando se hayan templado un poco, las patatas guardan mucho el calor.
Mas cosas
Si no se es partidario de usar papel de aluminio o no se quiere estar pendiente de los tiempos, es mejor poner el horno a una temperatura más baja desde el principio (180º), calor arriba y abajo, aunque se necesiten algunos minutos más y a mitad de tiempo dejar solo calor abajo.
No he puesto sal en los ingredientes porque me parece que es suficiente con la que aportan el queso y la panceta.
Como en los bizcochos, viene bien pinchar la patata al acabar el tiempo para comprobar que está bien hecha. Si no es así hornear unos minutos más.
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