Bizcocho glaseado de mandarina
Estando aún en invierno no quería dejar pasar la estación sin hacer un bizcocho que me encanta por su sabor y su jugosidad como es el bizcocho de mandarina; esta vez lo he adornado con una glasa hecha con el propio zumo de la mandarina.
El mandarino, del que existen numerosas variedades, es un árbol pequeño y espinoso que soporta mejor que el naranjo los rigores del frío si bien su fruta, la mandarina, es más sensible a sufrir más daño por el frío que la naranja o el pomelo. Esta deliciosa fruta es rica en vitamina C y agua, es dulce y su pequeño tamaño facilita tomarla como postre o entre horas e incluso formando parte de platos salados de carne, aves, caza o ensaladas. Así pues, podemos sacar buen partido de esta fruta en numerosos platos si sabemos cómo adaptarla a diferentes recetas; en el blog hay una receta salada solomillo de cerdo con mandarinas y crema de puerros que da una idea de cómo utilizar una mandarina de forma diferente.
Este bizcocho de mandarinas tal y como decía antes es un bizcocho jugoso, dulce en su justa medida y con un sabor cítrico delicioso; me gusta añadir la ralladura, que sin duda potencia el sabor,y el zumo que junto al resto de ingredientes líquidos aporta humedad al conjunto. Siempre que hago postres con naranja utilizo aceite de oliva virgen porque creo que ambos ingredientes van de la mano y aportan dos sabores inigualables, naranja o mandarina y aceite de oliva como productos de nuestra dieta mediterránea. También me he permitido incluir en esta receta una pequeña proporción de harina de almendras, otro ingrediente muy nuestro que ayuda a conformar la miga de nuestro pastel.
Se acaba febrero y casi el invierno, aunque en estos últimos días el frío intenso está siendo el protagonista con el que abren todos los telediarios; por eso, porque el invierno se nos va y con él la temporada de naranjas y mandarinas, he querido despedirlo con este flamante bizcocho, lleno de sabor y color que espero os ayude a calentar la brisa helada que hoy nos acompaña.
INGREDIENTES
Para 6-8 personas
- 2 mandarinas
- La ralladura de las dos mandarinas
- El zumo de las dos mandarinas
- 3 huevos
- 175 g de azúcar
- 110 g de aceite de oliva virgen extra
- 110 g de leche entera
- 200 g de harina
- 50 g de harina de almendras
- 8 g de polvos de hornear
- Pizca de sal
Para el glaseado:
- 125 g de azúcar glas
- 50 ml de zumo de mandarina
PREPARACIÓN
Tiempo de preparación: , tiempo de horneado: , total
Preparar el molde elegido engrasándolo bien con aceite o mantequilla.
Precalentar el horno a 180º, calor arriba y abajo, sin aire.
Lavar las mandarinas y secarlas; rallar la piel y exprimir el zumo. Reservar ambas cosas.
En un bol, batir los tres huevos con el azúcar hasta que blanqueen, entre 5 y 8 minutos.
Añadir el aceite, la leche, la ralladura y el zumo reservados. Batir un minuto.
Mezclar las dos harinas con los polvos de hornear y la sal y tamizar sobre la mezcla anterior. Batir la mezcla un minuto y terminar de mezclar con una espátula.
Echar la masa en el molde y golpear ligeramente sobre la mesa para que se eliminen posibles burbujas de aire.
Meter al horno precalentado a 180º, calor arriba y abajo durante 40 o 45 minutos.
Mientras, se prepara la glasa mezclando en un bol el azúcar glas con el zumo; es aconsejable ir echando el zumo poco a poco e ir batiendo hasta adquirir la textura deseada que será espesa pero líquida.
Cuando pase el tiempo, comprobar si está bien hecho introduciendo una brocheta para ver si sale limpia. Si aún saliera manchada, ir horneando de 5 minutos en 5 minutos hasta que se haga completamente.
Dejar que se enfríe y desmoldar sobre un plato.
Cuando esté templado echar la glasa por encima del bizcocho.
Adornar con gajos de mandarina y… ¡a disfrutar!
Más cosas
Se puede eliminar la harina de almendras si no la tenemos y sumar los 50 g a la harina normal.
Si el molde es redondo o rectangular liso se puede colocar papel de horno para desmoldarlo más fácilmente. El molde que yo he utilizado es redondo, con formas y mide 23 cm de ancho x 8 cm de alto por lo que lo engrasé con aceite sin forro de papel.
El glaseado se hace con azúcar glas y el zumo de la fruta en cuestión; también puede hacerse con leche y el resultado es más blanco. En todo caso, el quid está en ir echando el líquido sobre el azúcar hasta formar un líquido espeso que se solidificará con el paso de las horas. Lo normal es echarlo cuando el bizcocho está frío para que quede sólido el glaseado nada más echarlo.
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