Fusilli picantes con panceta
Las recetas con pasta suelen ser bien acogidas en el blog quizás por su fácil elaboración, porque gustan a casi todo el mundo o porque su versatilidad hace que las podamos adaptar a nuestro gusto partiendo de unos ingredientes básicos, como estos fusilli picantes con panceta que proponemos hoy, un modo sencillo de presentar un plato de pasta diferente, con la potencia que le da una salsa de tomate picante y la panceta.
La pasta es un pilar de la cocina italiana que hace mucho traspasó fronteras para engrosar los recetarios de muchas cocinas internacionales dando lugar a versiones diferentes gracias a los productos que cada país aporta. España es un gran consumidor de pasta, hay cientos de recetas inspiradas en nuestra vecina europea pero también hemos sabido adaptarla a nuestras costumbres.
De ahí que los platos de pasta sean un clásico en las mesas familiares -y no solamente para los niños- con salsas elaboradas de diferentes maneras y con diversos ingredientes que son la esencia de estas recetas.
La pasta seca que he utilizado hoy es una pasta elaborada a partir de harina de trigo y agua; tras varios procesos se deshidrata para otorgar al producto una larga duración y conservación; por el contrario, la pasta fresca se elabora con los mismos ingredientes añadiendo huevo (según la zona italiana originaria) y no se somete a ningún proceso de secado por lo que su duración es más corta. Ambas admiten las mismas salsas y creo que la elección de una u otra radica en el gusto de cada persona o en la disponibilidad o comodidad en el momento de hacer nuestra receta.
Los fusilli son pasta larga con forma de cable, espaguetis retorcidos, y son buenos para tomarlos con salsas que lleven trozos de carne, pescado o verduras que se adhieren a las curvaturas de la pasta. Así que, llegados a este punto lo mejor es que cada uno pruebe esta receta con la pasta que más le convenga; para eso, ahí va mi receta:
Ingredientes
Para 4 personas.
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 100 g de panceta (ahumada o fresca, al gusto)
- 1 cayena
- 300 g de tomate troceado
- 200 ml de nata
- 400 g de fusilli (en esta receta, pasta seca)
- Sal y pimienta
- Queso rallado parmesano
- Hojas de albahaca o perejil para adornar.
Preparación
Tiempo de preparación: , de cocinado: , total: .
Poner una olla con agua a hervir; hacer una cruz con un cuchillo en la parte inferior de los tomates y ponerlos en la cazuela con agua hirviendo durante 3 o 4 minutos; sacarlos y cuando se enfríen, retirar la piel y trocearlos.
Si se desea, se puede utilizar tomate natural troceado envasado.
Poner en una cazuela o sartén honda el aceite de oliva y calentar.
Echar la panceta troceada y la cayena y dejar que se haga durante 5 minutos.
Pasado este tiempo, añadir los tomates troceados y dar a todo una vuelta dejando que se cocine durante 30 minutos a fuego bajo.
Mientras, poner 2 litros de agua en una cazuela y ponerla a hervir.
Cuando hierva, añadir la pasta y la sal.
Dejar cocer la pasta el tiempo necesario para dejarla al dente o más tiempo según se desee más o menos hecha; recomiendo los tiempos que suelen indicar en el envase.
Cuando falten 5 minutos para acabar el cocinado de la salsa de tomate echar la nata, la sal y la pimienta y terminar de cocinar. También se añaden en este paso 2 o 3 cucharadas del agua de cocción de la pasta.
Apagar el fuego de la salsa y retirar la cayena.
Una vez la pasta está cocida, colar sobre un escurridor.
Para emplatar se coloca una porción de salsa en el fondo del plato, se echan encima los fusilli y sobre estos, la salsa. Espolvorear una buena capa de queso rallado y ahora, ¡a disfrutar!
Más cosas
He elaborado esta receta utilizando tomates naturales que he escaldado, pelado y troceado, pero también la he hecho utilizando un buen tomate envasado, troceado y de calidad. Ambas opciones son válidas y el resultado es bueno en ambos casos.
Elige la pasta que más te guste: larga o corta, pasta fresca o seca. Aproximadamente 90/100 g de pasta por persona.
La cayena es prescindible; es cierto que resulta mínimamente picante pero no a todo el mundo le gusta.
La nata que he utilizado es nata para cocinar, con menos materia grasa que la de montar, pero en realidad puede utilizarse cualquiera de las dos.
Si no te gusta la nata en las salsas, pero te apetece probar esta receta puedes suprimirla, pero entonces la salsa será diferente; la nata aporta mucha suavidad y junto con el tomate, un sabor muy rico y delicado.
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