Solomillo o mantecado al whisky
Una de las tapas más famosas que podemos pedir en bares de Sevilla es esta de solomillo al whisky; yo la conocí hace muchos años cuando mis suegros vivían allí e íbamos con frecuencia. A medida que la vida va pasando sigo yendo a esta hermosa ciudad que nunca deja de sorprenderme por su belleza y, entre otras cosas, por sus tapas y su gastronomía.
Curiosamente este plato no lleva whisky en su elaboración a pesar de que lo lleve en el nombre; el coñac es el licor que se utiliza y con el que se obtiene el sabor genuino de esta tapa sevillana. He probado muchas recetas y la he hecho con whisky, con coñac, con cebolla y sin cebolla y creo que he conseguido una receta casi fiel a la que yo guardo en mi memoria; he bebido de muchas fuentes hasta conseguirla, desde la receta de mi consuegra sevillana, Manolita, hasta varias sacadas de distintos libros, bares o tutoriales de internet.
Y por fin, me quedo con esta; es la que más me recuerda a aquella primera tapa que degusté en un bar del barrio de Santa Cruz, con una salsa algo ligada, con un sabor discretamente cítrico y acompañada de unas patatas fritas.
El solomillo al whisky parece que tiene su origen en Sevilla en el año 1968 fruto de versionar una receta francesa de solomillo de cerdo; el primer bar que la puso en carta como "mantecado al whisky" fue un bar situado en un callejón, el bar Rioja, que formaba parte de una cadena de 5 bares repartidos por la capital hispalense; la idea de un camarero de servir una pequeña porción de carne con unas patatas fritas tuvo tanto éxito que se materializó en tapa y se convirtió con el paso del tiempo en una de las más famosas de la ciudad y que se encuentra hoy día en casi todos los bares de tapeo.
Respecto al uso del whisky que en realidad no se usa, no hay explicación alguna y según cuenta el periodista gastronómico Carlos Doncel, “el por qué le pusieron solomillo al whisky” y no “solomillo al brandy” es un misterio comparable al de la Santísima Trinidad”… y sabemos, eso sí, que “lo elaboraban con brandy Centenario”.
Anécdotas aparte, esta receta servida como tapa es una alegría para nuestro aperitivo y sirviéndola como plato principal os aseguro que es una delicia digna de disfrutarse en mayor cantidad.
Sirva esta receta para homenajear a una de mis ciudades españolas favoritas, la que ha visto nacer a mis nietos y la que nos acoge siempre con los brazos abiertos, generalmente con un sol espléndido, y nos invita a repetir la visita y a probar el mantecado al whisky disfrutando de su calor.
Ingredientes
Para 2 personas
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